miércoles, 28 de marzo de 2012

Mi condena

Ocho años y un día ha sido lo que he cumplido de mi condena.

Hace ya varios años, en estos ires y venires de la vida, me encontré con una mujer de hermosa sonrisa, cabello largo algo rojizo y unos ojos que ni se le veían de tanto que se reía. Aún recuerdo esa primera sonrisa con que iluminó mi rostro. Desde ese día en que nos cruzamos nuestros destinos fueron marcados.

Acercarme a ella no fue fácil ni inmediato, ambos teníamos nuestras relaciones y ni nos fijábamos el uno en el otro, hasta que ocurrió no más.

En una primaveral noche mi vida cambió completamente. Esa noche fui víctima y victimario.
Ella se reía, estaba feliz. Yo le relataba tonteras, chistes, ocurrencias del momento, palabras inventadas. Hasta que ocurrió lo que no aparecía en el libreto de ninguna película de asesinatos o de terror, era parte de una película de amor. Ella se desmaya, pero con una sonrisa.Yo, sin dudarlo, me acerqué para revivirla. Nuestros labios se unieron y con ello la hicieron nuestros corazones.

Un día 27 de marzo del 2004 comenzamos a vivir juntos, a disfrutar de la compañía mutua, a llorar con nuestras penas y salir adelante. No te lo niego, he caído, pero ella ha estado ahí para levantarme, para invitarme a ser cada día mejor. ¿Lo he logrado? No lo sé, en eso estoy, trabajando día a día para ser un mejor hombre para la mejor de las mujeres.

Durante mi dulce condena han llegado los hijos: un campeón llamado Gabriel y una loca llamada Javiera. Llegó la casa, que si no es por mi víctima-victimaria no lo hubiésemos logrado. Y quizás cuantas alegrías más llegarán.

Ocho años y un día... y espero que sea una cadena perpetua de bendiciones para seguir siendo feliz.

Jacqueline González Rojas, te AMO.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

lunes, 26 de marzo de 2012

Carta abierta a Kevin Silva

Querido Kevin:
      Me permito tratarte de "querido" pues ese es el sentimiento que tengo hacia alguien tan valiente y esforzado como tú, a un deportista luchador que lo ha dejado todo por volver a las pistas.
      Esta semana se cumple un año desde aquella desgraciada mañana en que un conductor ebrio te atropelló para cambiarte la vida radicalmente, al menos eso es lo que todo Chile debe haber pensado, sin embargo, a poco andar nos demostraste que tu vida sí cambió, pero no radicalmente, solo dejaste que cambiara un poco.
En menos de un año lograste lo mismo que otras personas logran en dos o tres años: te levantaste. Además te propusiste participar de las corridas con esta nueva modalidad: silla de ruedas, y lo lograste.
       Este domingo participarás de aquella corrida que te fue negada hace un año. En una entrevista reciente te referiste a ese momento como "Es difícil volver allí, donde Dios me quitó algo tan importante". Vamos Kevin ¿De verdad crees que Dios quiso dejarte sin piernas ese día? ¿De verdad crees que Dios le dijo a ese hombre que tomara su auto pese a los tragos que había bebido? Dios es quien estuvo contigo en ese momento para ayudarte a que el auto sin control no te quitara la vida, solo te llevó las piernas. Dios ha estado contigo en todo este proceso para ayudarte a salir adelante, para poner frente a ti a alguien que se la jugó por ti y te consiguió una silla de competición.
        Arriba Kevin, sigue triunfando, sigue siendo el campeón que salió adelante y que le da el ejemplo a tanta gente que se queja de sus problemas.
        Y agradece, siempre agradece a quien te ha permitido estar acá, a ese Dios que te ama y te invita a seguir viviendo y disfrutando de todas las maravillas que tenemos y que vendrán.
        Un abrazo fuerte Campeón, nos vemos en las pistas.

Con cariño,
Polo.

jueves, 8 de marzo de 2012

Vacaciones

Soy de la generación que tuvo clases en educación básica durante la década de los 80 y al parecer dentro del programa de estudios a nivel país estaba como una actividad que no se podía eludir el escribir una composición que se llamaba "Mis vacaciones". Recuerdo como si fuera ayer a la profesora o profesor que decía: "Saquen una hoja y en un mínimo de 20 líneas deben escribir una composición sobre sus vacaciones". Más encima no era solo eso, después teníamos que leerla para todo el curso y ahí la profe te hacía preguntas. Recuerdo muy bien el día en que un compañero dijo que había ido a Fantasilandia en sus vacaciones, las risotadas brotaron espontáneamente, incluso yo me reí y no sé si fue por hacer causa común o porque de verdad me había dado risa que en vez de ir a la playa (sinónimo de vacaciones cuando eres un cabro chico) hubiese ido a ese parque de diversiones. Cuando crecí me di cuenta que me había reído de tonto no más, porque con suerte yo apenas conocía los juegos Diana de San Diego, donde la mayor atracción para mí eran los espejos que me volvían más flaco, más gordo, más cabezón (sí, se podía), o como un enanito (por favor, omita comentarios del tipo "parece que te quedaste así"). Qué buenos tiempos aquellos.

Lo digo con nostalgia no porque quiera volver a esa época, sino porque fue algo bonito que me tocó vivir. Hoy la cosa es muy distinta pues junto a Jacque somos los encargados de planificar y costear las vacaciones para pasarla bien y que nuestros hijos no las olviden fácilmente. Claro, en este caso es Gabriel quien recordará esos días en La Serena donde jugamos, comimos, anduvimos en esos triciclos donde puede ir toda la familia, nos bañamos en el las cálidas agua del norte de Chile y muchas cosas más.

Las risas no faltaron y es que donde hay niños habladores es imposible no reírse con las frases pal bronce que sacan. Era de noche cuando íbamos en ese triciclo familiar, Gabriel iba adelante con la bocina en sus manos para meter boche, Jacque y yo pedaleábamos y cuando ya el cansancio se hacía sentir él nos grita "más rápido, más rápido"... qué fácil decirlo, parecíamos esclavos, lo único que faltaba era que nos dijera que le echáramos un poco de viento.
Hasta me fui de reto por parte de mi hijo un día que estábamos junto a mi cuñado construyendo esas piscinas en la orilla de la playa, no recuerdo que fue lo que hicimos, pero nos gritó de una manera que solo atinamos a reírnos y parece que eso más lo irritaba, porque nos gritaba con más fuerza.

Hace poco me preguntaron "¿Descansaste harto?" y la verdad es que no, me levanté más tarde no más, pero terminé más cansado que durante mis días de laburo. Para descansar tendré toda una eternidad, ahora tengo unos pocos años para disfrutar.


Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

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