martes, 13 de julio de 2010

10 Placeres de la vida

Basta de fútbol, basta de crítica social, hoy quiero comentar sobre algo más agradable, sobre cosas que de tan sólo recordarlas ya se esboza una sonrisa en mis labios.

La vida está llena de gratos sabores y también de los otros. De momentos fabulosos y de los otros. De risas y de llantos. Hoy quiero enumerar 10 de aquellas cosas que producen sensaciones agradables y sonrisas en mí.

Quise colocar sólo 10 placeres para no extenderme tanto y que así sea de fácil lectura para todos. Sé que hay muchos más (por lo menos para mí) y que lo más probable es que tú encuentres que faltó o sobró alguno, así que te invito a opinar y hacer tu aporte.

Placeres de la vida

1. Cuando Gabriel, mi hijo, está jugando conmigo y me sorprende con un "papá Polo, te amo". Ahí me deja babeando.

2. Llegar, literalmente, a la punta del cerro San Cristóbal en mi bicicleta, tomarme un rico jugo de huesillo y descender a toda velocidad. El viento en tu cara es una sensación única.

3. Comer un rico pan amasado con mantequilla cuando recién sale del horno de barro. Qué cosa más rica.

4. Jugar un buen partido de fútbol y ganarlo, claro, porque si lo pierdes ya no es tan placentero.

5. Estar en el estadio gritando cuando tu equipo gana el Campeonato. Unas cuantas veces me tocó estar cuando no se logró y esa sensación de derrota es horrible, en cambio la de triunfo, uf, es fabulosa. Sobre todo si al equipo que se le ganó es el archirrival.

6. Comer esos ricos tacos con guacamole y champiñones que hace Jacqueline para algunas celebraciones, es un verdadero manjar.

7. Gastar tu dinero comprando cualquier cosa que no sean remedios, comida o útiles escolares.

8. Descargar el submarino cuando ya se está asomando por... bueno, ya tú sabes. Ni lo imagines mejor, sólo reconoce lo placentero que es cuando tienes muchas ganas y por fin logras dejar la mercancía en el depósito.

9. Reírse de buena gana, de esas risas que te llegan a dar ganas de hacer pipí, que tienes que parar porque te duele la guata de tanto hacerlo.

10. Dormir, y es más placentero cuando estás muy muy cansado.

Ahí está mi selección, ahora falta tu aporte a este pequeño listado, en una de esas podemos escribir un libro sobre los placeres que nos entrega la vida.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

jueves, 8 de julio de 2010

Cultura de lo desechable

Esta mañana mi padre me envió un artículo escrito en un blog, es extenso, pero lo leí con mucho gusto, ya que el humor ahí presente y la melancolía expresada, lo hacen fácil de leer. Se llama Desechando lo desechable y pinchando el título lo puedes leer completamente, te lo recomiendo.

Justamente el texto trata sobre la "necesidad" del siglo XXI: cambiarlo todo y cuando digo todo es todo, incluso a las personas.

Extraño el sonido de la zampoña de juguete que avisaba la llegada del afilador de chuchillos.
Extraño cuando mi madre me pedía que le llevara los zapatos al zapatero para ponerle tapilla, incluso yo llevé unas cuantas veces las pelotas de fútbol que se pinchaban.
Extraño esa tele chica, sin antena, que se cambiaba de canal con el alicate y que me hacía imaginar los colores de las imágenes.
Extraño ese pañal de género que me sirvió de "tuto" durante años y me acompañaba a dormir.
Extraño ese osito de peluche que quedaba tuerto y había que coserle el ojo con aguja e hilo.
Extraño la choncha que mi padre me enseñó a fabricar con tan solo una hoja de papel de diario.
Extraño esa caja de zapatos a la que le hacía unos cuantos agujeros y me servía como ratonera para jugar con las bolitas.

Así podría seguir contando todas las cosas que extraño de esa época en que no había necesidad de cambiar la tele cada 2 años o el celular cada 6 meses. Era una época en que se valoraba mucho más lo que se tenía y se guardaba todo, hasta los rollos vacíos del papel higiénico, porque en cualquier momento podía servir.

Tengo 32 años y aún me quedan esas ganas de guardar las cosas porque "el algún momento pueden servir". Soy nostálgico, un romántico, un amante de la vida donde todo vale mucho más de lo que dice el mercado.

Como ser humano tengo defectos y sé que el otro también los tiene, por lo que tampoco cambio a la gente, no son desechables, no se botan como un plástico roto. Es cierto que siempre hay algo mejor que te puede dar la vida, pero yo prefiero lo que tengo, con esos defectos propios de ese ser, con las imperfecciones que trae de fábrica o que aparecieron con los años. Prefiero a esa persona con parches que el modelo de la temporada.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

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