martes, 17 de noviembre de 2015

Mujer: un mundo por descubrir

Ya son 38 años los que he vivido. Son 38 años de relacionarme con mujeres desde mi concepción y la cosa no es nada de fácil.

Tratar con un hombre es cosa muy sencilla, pues el 95% de los varones actuamos y pensamos igual, no es la gran diferencia entre uno y otro. En cambio una mujer, uf, eso sí que requiere de un doctorado en la Universidad de las Relaciones Humanas, y aún así quedaría corto.
Cada mujer es un mundo distinto. Es como la cartera de cada una. No todas tienen lo mismo en su interior, sino que cada una tiene su toque especial, su personalización.

Decir que conozco a la mujer sería de una soberbia gigante, además de una calumnia. Solo puedo decir que mi relación con ellas se da en las distintas formas que tienen: madre, hija, hermana, primas, cuñadas, tías, abuelas, suegra, esposa, ex-esposa (cosas que pasan), jefas, compañeras, amigas, hija de mi mujer, mi mujer, en fin, una diversidad grande de personas distintas, en roles distintos y cada una con las dificultad que conlleva.

Claro, porque no es llegar y decir "a las mujeres les gusta que les regalen flores", porque ni siquiera eso se da en la mayoría de las féminas. No es como en el varón donde seguimos un patrón en el 95% de los casos. La mujer es distinta y llegar a conocer completamente a una es algo que no podré lograrlo jamás.

Por supuesto que pongo mi mayor esfuerzo en conocerlas para saber como tratarlas, sobre todo en dos de todas las mujeres con las que de alguna manera me relaciono: una es mi hija, quien a sus cortos 4 años no solo me maravilla, sino que también me da mucho trabajo para comprender su mundo y poder acompañarla y no estorbarla. Y la otra mujer que concentra mis esfuerzo es Mi Mujer, quien ya ha vivido muchas cosas a lo largo de su vida y en las cuales solo he estado presente el último año, por lo que la misión de conocerla es un desafío, pero no un sacrificio, pues lo hago con gusto.

Sé que al final de mis días no lo habré logrado al 100%, pero sí pretendo acercarme un poco, al menos llegar al 80% después de compartir tanto tiempo con mis mujeres. Pero tampoco me frustraré si no lo consigo, es más, disfrutaré el camino que esto significa, pues cada día será una aventura.

Esta es la invitación que te hago el día de hoy y que me hago a mí mismo, a adentrarte en el mundo de tus mujeres, a disfrutar cada minuto de relación con ellas, aunque eso a veces te saque de quicio o requiera de que tu paciencia llegue a límites insospechados. Ten presente que nuestra simpleza de ver las cosas también saca de quicio al sexo femenino por lo que también significa para ellas poner a prueba su paciencia.
Atrévete a recorrer los mundos de la mujer, pues cada día junto a ellas es como ingresar al ropero de los hermanos Pevensie, caminar por entre los abrigos y llegar al lugar donde sentirás en tus pies la nieve o el césped de Narnia.

¿Estás listo para una nueva aventura?

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

martes, 3 de noviembre de 2015

La Libertad

¿Cómo se puede ser realmente libre en una sociedad?
Lo pregunto porque siempre hay restricciones, siempre hay que cosas por las cuales serás sancionado o sancionada si llegas a realizarlas.

Quizás la pregunta debería ser ¿Qué es la libertad? Y ahí ya nos meteríamos en un análisis filosófico griego de señores muy ancianos y con barba. Yo solo cumplo con eso de tener barba... tan anciano no soy.

"La verdad os hará libres", dice La Biblia, y esa debe ser la definición, y a la vez consecuencia, más sencilla de entender acerca de la libertad.
Cuando llevas la Verdad como bandera de lucha te haces realmente libre, pues dejas de ser esclavo de tus mentiras. Si faltas a la verdad una sola vez, entonces para mantenerla debes seguir actuando con mentiras, con falsedades, y eso te hace prisionero de una vida al extremo. Por algo, según estudios científicos, los hombres que poseen amantes están más propensos a tener infartos cardíacos que aquellos que no. Ese estrés constante de la mentira te hace su prisionero.

Incluso nos podemos dar cuenta de eso cuando somos chicos y se nos rompe el florero. Para que no se den cuenta ocupamos una mentira, ocultamos el daño hasta que la mamá (sí, por lo general es ella) se da cuenta que el florero está estropeado. Ahí viene la mentira magistral: "Fue el perro". En ese minuto tu cerebro se hace esclavo de la mentira pues debe recordar siempre que "fue el perro" quien lo rompió, y esa mentira no te dejará en paz jamás.


Tomando en cuenta esto solo tú te darás cuenta de cuando eres libre y cuando no.
Es más, el egoísmo también te hará perder tu libertad pues siempre estarás preso de ti mismo, de buscar tu beneficio personal sin importar a quien dañes, cosa que al final no solo te quitará la libertad, sino también la dignidad.


La libertad es un ingrediente más de la felicidad, que no se te olvide incluirlo en la receta.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

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