martes, 16 de mayo de 2017

"Nunca te voy a dejar de querer..."

Las relaciones entre las personas nunca están exentas de problemas. empleado-jefe; mamá-hijo; papá-hija; vocalista-baterista; marido-mujer; etc.
Cuando esa relación tiene como fundamento el amor esos problemas que se presentan generan una rabia, una amargura, un querer mandar todo a la punta del cerro y no saber nada más de la otra persona. Pero eso dura poco, pueden ser minutos, horas, hasta te puede durar hasta el otro día, porque la situación ocurrió recién y la rabia junto a la pena es lo primero que surge, es una especie de volcán que explota en una gran erupción.
El tiempo logra que todo disminuya y que el calor de la rabia se enfríe. Ahí es cuando recuerdas todos los buenos momentos, lo mucho que amas a esa persona y dejas el orgullo de lado para asumir la responsabilidad en lo que sea que haya sucedido. Eso es lo que me pasa con mi mujer, porque nuestra relación no es un lago cristalino sin olas, todo lo contrario, es más parecido a la noche en que el Titanic se hundió, con la diferencia que siempre tenemos un bote salvavidas para acudir a él y volver a sonreír.

Sé que para muchos comparar este tipo de problemas con lo que me pasó el día domingo no tiene sentido y es hasta absurdo, y te entiendo si eres una de esas personas, pero para mí la relación que tengo con Colo Colo, con ese ente ligado al fútbol (y muchas cosas más), es de puro amor y pasión.
El fin de semana que recién pasó sufrí uno de esos momentos de rabia y pena en que mandé todo a la punta del cerro después del empate que nos dejó ya sin la primera opción de ganar el título del torneo, lo que es peor fue que esa opción quedó en manos del archirival quien con un triunfo, jugando de local, levantaría la copa sin ningún problema.

Es imposible que mi amor por esa camiseta blanca se desmorone por perder un campeonato cuando ya estábamos reservando la vitrina para exhibir la copa.
Es imposible que deje de creer que todavía se puede aunque las opciones son remotas.
Es imposible que crea que perderemos aunque vengamos jugando pésimo.

Creo en ti Colo Colo, creo en que este sábado todo es posible, creo en el triunfo frente al cuadro de Cobresal.
Lo que ocurra en la otra cancha ya es anexo, a mí lo que me importa es que yo sigo amando al Cacique y creyendo siempre en que triunfaremos.

Vamos Colo Colo, nunca hay que bajar los brazos y yo nunca te voy a dejar de querer, nunca.

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