
El día sábado recién pasado fui en la tarde a darme una vuelta por el Hipódromo Chile. Hace muchos años yo había ido con unos compañeros de colegio, pero a jugar a la pelota, o sea, lo único que hice fue llegar y pasar al lugar donde jugaríamos, jamás miré todo lo que me estaba rodeando.
Fui al sector de los jardines porque había leído que estaba lleno ya que en la noche lanzarían fuegos artificiales. Lo que ahí vi fue emocionante, pintoresco, sabroso.
Familias completas disfrutaban de una tarde de entretención. Estaban tíos, primos, abuelos, hermanos, en fin, toda la prole reunida en un buen lugar de esparcimiento.
Había pasto, juegos...