Parto diciendo que no soy un suicida, que es lo que se podría pensar por el hecho de que ando en moto por las calles de Santiago, por las carreteras, por Avenida Kennedy y por tantos otros lugares por los que es peligroso transitar. Pero no, al contrario, amo la vida, con mis imperfecciones, con las injusticias de las que soy testigo, con la tristeza de la enfermedades, con eso y más amo la vida, pues sé que siempre habrá una solución a cualquier problema.
La moto para mí es mi medio de transporte, el que me ahorra lucas y tiempo que disfruto junto a mis hijos o en otras actividades donde ellos no están (sí, también es bueno tener más vida que la de ser padre o madre). También es un medio para sentir algo de la libertad que tanto me gusta, no libertinaje, sino libertad, esa que se siente...