Era imposible
salvarse.
Era imposible
sobrevivir a tamaña tragedia.
Era imposible poder
relatar lo vivido cuando llegó la ola y arrasó con todo.
Era imposible
mantenerse consciente después de recibir una segunda ola que se llevaba con
furia todo lo que había a su paso.
Era imposible que
alguien estuviera vivo cuando el mar se había llevado 288.000 vidas.
Era imposible que un
niño de 4 años llegara a la copa de un árbol para esperar que alguien lo
rescatara.
Era imposible que la
infección no acabara con su vida.
Era imposible tener
fuerzas en aquellos momentos de angustia y horror.
Era imposible pensar
en el otro cuando el cansancio y la tristeza invadían todo su ser.
Era imposible volver a
reunirse toda la familia una vez más.
Era imposible no
llorar al ver el sufrimiento humano.
Era imposible ver a
Dios en tanta desgracia.
Pero ahí estaba Dios,
con su mano salvadora, con su mano llena de Gracia para ayudar a 2 pequeños
niños a subir hasta lo más alto de un árbol y salvar la vida de ellos.
Dios estuvo para
ayudar a todos aquellos que se salvaron pese a la magnitud de la tragedia.
Dios estuvo para darle
energías a esas personas que sobrevivieron y que así pudieran ayudar a otros a
salvarse.
Dios estuvo para
recibir en su Reino a todas aquellas personas que perecieron en medio del mar
que inundó la ciudad.
Dios estuvo para
llevarse la infección que quería arrebatarle la vida.
Dios siempre estuvo,
nunca los dejó, y ayudó a que esa familia: papá, mamá, 3 hijos, se reuniera
nuevamente en un abrazo fraterno.
Dios no quiso que esa
tragedia ocurriera, solo sucedió. Sin embargo estuvo para consolar a los caídos
y sus familias, para ayudar y proteger, para mostrar el camino de la ayuda.
El tsunami del Océano Índico de diciembre del 2004 nos mostró con qué fuerza la naturaleza puede
acabar con nosotros. Y también nos mostró la grandeza de Dios y del infinito
amor que el ser humano es capaz de entregar.
Buenos días, buenas
tardes, buenas noches.
3 comentarios:
No he visto esta película. Pero sí vi, "La vida de Pi" una película que lo llevará a reflexionar desde otro vértice. Un abrazo, camarada.
Compañera, también la vi, una muy buena película, excelente fotografía y maravillosa la experiencia y enseñanza que nos deja el protagonista.
Gracias.
Como siempre acertadísimo en tus reflexiones... Dios siempre está.
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