La leyenda cuenta de una fuente que tiene la propiedad de curar enfermedades y devolver la juventud a quien ya la ha perdido, el único requisito es beber un poco de sus aguas o bañarse en ellas.
Hay quienes dicen que la juventud se lleva en la sangre, otros que en el espíritu, pero la cosa es muy clarita: los años no pasan en vano.
En Octubre de este año recién cumpliré los 34 y sin embargo mi cuerpo ya se está quejando (según mi mujer, mi cabeza también ha empezado a sentir los rigores del paso del tiempo).
Siempre me ha gustado hacer deporte, desde pequeño, preferentemente fútbol. El trote también es uno de mis deportes favoritos y como vivo en una ciudad llena de cemento me dediqué a participar de las diversas corridas citadinas, para lo cual me tuve que preparar con anterioridad.
El 10 de Julio de este año participé en la corrida Providencia 10K, ahí en la foto está mi pose de campeón después de haber llegado en 55 minutos.
Al parecer la preparación en el cerro me pasó la cuenta, mi rodilla derecha (siempre me ha dado problemas la derecha) no dio más y durante más de un mes me ha reclamado descanso. Ni fútbol he jugado, pero tanto caminar también ha hecho que me resienta, así que tuve que partir al doctor.
El diagnóstico fue: "inflamación del cartílago de las articulaciones". Al preguntarle el motivo de que se haya producido eso me dijo que era una suma de factores: el trote en cemento (fatal para las rodiilas), el calzado inadecuado y el que los años no pasan en vano.
¿Viejo yo? Por favor, todavía me queda cuerda para rato... No, si las canas me las pinto para verme más "interesante"... Ya pues doctor, no sea así, si yo todavía me la puedo, no me mande al asilo todavía... un poco de piedad por este pobre hombre... No hay caso, tengo que resignarme.
Casi me da un infarto ahí mismo, a mis 33 años me estaban diciendo viejo, así sin más, sin anestesia y más encima sin la receta del antídoto para aquello.
Obligado a conversar con mi agente de la AFP y jubilarme anticipado, o sea, si me dicen viejo tengo que comportarme como tal: jubilarme, comprar muchos libros, mandarme a hacer la placa, adquirir uno de esos sombreros que se usan ahora, empezar a fumar pipa y por supuesto, que me regalen una mantita para ponerme en las piernas mientras veo mi programa de TV favorito o escucho el programa de Alodia Corral en la radio AM.
Todavía no encuentro la fuente de la juventud, pero si tú la conoces avísame para ir y pegarme un baño en ella, mira que tengo mucho deporte por hacer todavía.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches.