Hace pocos días fui al supermercado, donde no solo compré, sino que también me dediqué a observar el comportamiento de la gente, sobre todo de los que andaban como yo: hombres solitarios.El hombre en el supermercado es un visitante, un foráneo, un completo desconocido en un país desconocido donde se habla otro idioma. Debo reconocerlo, soy un desastre al momento de las compras, y creo interpretar a muchos varones.Todos los meses, cuando voy, salgo del local diciendo "el próximo mes hago un listado", y como nunca lo hago al final llego a casa y recuerdo todo lo que se me olvidó comprar.Ni hablar de las tentaciones, que a diferencia de las tentaciones de las mujeres, son cosas que no sirven para nada, pero que como se ven bonitas, llamativas, las compro igual, al final nunca sé ni para qué sirven,...