Como bien saben algunos yo trabajo en una universidad, en la Biblioteca más precisamente. Acá estudian, entre otras carreras, Publicidad, Diseño Gráfico, Periodismo, Fotografía. Los estudiantes a menudo piden favores que van más allá de mis labores como bibliotecario y que se refieren a trabajos o tareas que tienen que realizar. Me han tomado fotos, grabado en vídeo, entrevistas y hasta he bailado en una presentación a principio de este año.
La semana pasada un joven de Publicidad me pidió grabarme en vídeo mientras yo miraba a la cámara y le decía: "¿En que le puedo ayudar?", que de seguro era una tarea que tenía que ver con servicio al cliente. Bueno, yo le dije que sí y lo hice, pero al terminar le mencioné que se acordara de mí por la ayuda y me trajera un chocolate o un paquetito de galletas que no cuestan más de $150, él se rió y me dio las gracias.
Dos días después llegó el muchacho y sonriendo miró a ambas personas que estábamos en el mesón y con la cámara en mano dijo "ya, ¿a quién grabo?" y me apuntaba a mí. Lo miré seriamente y le dije "no, a mí no, porque usted no cumplió con lo que yo le pedí". Me miró extrañado y me preguntó que era a lo que me refería. Obviamente le respondí.
Inmediatamente su cara llena de sonrisa se transformó en una cara de sorpresa y seriedad. Me dijo que era un favor que me estaba pidiendo a cambio de nada. Y yo le dije "Sí, pero yo te estoy pidiendo algo a cambio".
El joven insistió, me dijo "ya po, no sea malo, si es un vídeo cortito". Finalmente le dije "Entiendo que sea un vídeo cortito, pero yo te estoy pidiendo algo muy pequeño a cambio pues yo decido si quiero o no grabar ese vídeo, no es parte de mi trabajo".
Él terminó diciéndome "es que no tengo plata"... solamente lo miré y no le hablé más.
Siempre he tenido buena disposición a ayudar a estos cabros, pero cuando ya es reiterado me atrevo a pedir cosas pequeñas a cambio y que me vengan con que no tienen plata cuando después van y se compran una bebida no me parece.
Para muchos me paso de patudo, pero hay otros que me apoyan y disfrutan de las cosas que yo pido a cambio (queques, papas, galletas, chocolates, calzones rotos, etc.). Sé que no soy el más simpático de la tierra y que muchas veces hago cosas que están reñidas con el concepto mental de las personas, como por ejemplo, negarme a comprar vino, pero así soy yo, consecuente con lo que pienso y al que le gusta bien y al que no bien también, no puedo caerle bien a todo el mundo.
¿Saben que fue lo más triste? Que en ambas ocasiones no tuve el apoyo de quien era la única persona que sí esperaba que me entendiera.