En mayo del 2007 aún me quedaba un mes para que naciera mi primer hijo, estaba casado y trabajaba en una universidad, en la Biblioteca. Era el día 2 cuando Colo Colo empezaba los fatídicos Octavos de final de Copa Libertadores.
Siempre cuando llegamos a esta fase recuerdo esa primera vez en el estadio para esa instancia, Vasco da Gama nos dejaba fuera en el estadio Nacional después de un espectacular empate a 3 goles. Pese a que el año siguiente se ganó la Copa no puedo dejar de ver con un "optimismo negativo" cuando el Cacique disputa esa fase.
Ese 2007 Colo Colo viajó a México para enfrentarse al club América y nos devolvimos con 3 goles en contra. El 2-1 en el Monumental no alcanzó para superar esa etapa. De ahí en más o nos quedábamos en primera fase o simplemente no jugábamos ese torneo.
Fueron 11 años sin entrar en los Octavos de final del torneo más difícil del mundo, 11 años en que celebré 11 cumpleaños de mi hijo, 6 de mi hija, me divorcié, tuve una relación amorosa de 2 meses, otra de casi 4 años, nuevamente estoy sin pareja y recién pude volver a vivir, y desde el mismo estadio, los Octavos de final de la Copa Libertadores de América.
Antes de jugar el partido yo firmaba y re contra firmaba si alguien me ofrecía que Colo Colo ganara 1-0, incluso llegué a creer los días previos que conseguir un 0-0 sería maravilloso, sobre todo pensando en que el rival juega mejor de visita que en su casa. Pero llegó el día del partido y me pasó lo de siempre, vi a Colo Colo como el mejor equipo del mundo, aquel que levanta copas y al que los rivales le temen. Vi al Cacique goleando en el Monumental y despachando a los brasileños antes de jugar el partido de vuelta. Es que el fútbol tiene esa magia y el que es hincha sabe que su equipo siempre ganará... En su mente.
Dos horas antes del partido fui a comer algo en el centro comercial que está frente al estadio y vi mucha gente con camisetas, incluso se escucharon unos gritos alentando en el patio de comidas. Sí, había llegado el momento esperado, la efervescencia se había instalado en la hinchada.
Ya en el estadio se notaba mucho más. De a poco fue llegando la gente, niños, niñas, mujeres, varones, hijos, abuelas, abuelos, el marido con su mujer, el hombre con la amante, la mujer con su patas negras, los heteros, los homos, los de Derecha, los de Izquierda, los que no creen en la política, los que odian al mundo, en fin, todos estaban invitados a ser parte del regreso de Colo Colo a los Octavos de final.
Cuando faltaban 20 minutos para el comienzo del encuentro el estadio ya estaba lleno y la barra empezaba a cantar. Los gritos bajaban de todos los sectores del estadio para esperar ver el triunfo de Colo Colo. Sí, porque todos los que estábamos ahí y los que estaban pegados a la tele o a la radio esperaban y tenían fe en que ganaríamos.
El sector Cordillera estaba tapizado en lienzos que no dejaban ver a la gente, pero igual se las ingeniaron para poder mirar algo y no "molestar" a los "angelitos" que tenían esos "hermosos" trozos de tela ahí. Lo único que importaba era Colo Colo y el triunfo.
Cual novia saltó el Cacique a la cancha vestido de blanco entero, elegante, pulcro, listo para la batalla.
El nerviosismo se notó al minuto de juego cuando un tal Pedro se manda un carrerón por el lado derecho del ataque brasileño y casi nos hacen el gol. Pero Paredes se encargó de meter un pase a Lucas que les dio una señal a Corinthians: en casa Papá no se achica.
En pocos minutos Colo Colo tomó el control del balón y comenzó a hacer su juego, a buscar como llegar, primero por la izquierda con un Damián Pérez inspirado y después por la derecha con un "Torta" Opazo que se comió esa banda.
Paredes y Lucas peleaban todas las pelotas, bajaban a la defensa, cabeceaban en los córners en contra. Baeza y Carmona no dejaban pasar una en el medio campo para que el "Mago" pudiera hacer magia.
Y así fue, Lucas recuperó el balón en terreno propio, se sacó a 3 rivales con un lujo de su pierna derecha, se la da a Esteban quien la devuelve para el "Mago" quien con un toque de los polvos flu hace aparecer el balón al lado derecha del área de los brasileños donde Opazo corrió como poseído por un espíritu, levantó la cabeza y mandó un centro-pase para que Lucas le pegara un derechazo que encontró al buen arquero Cassio bien ubicado, pero que dejó el rebote para que Carmona, quien también había llegado al área rival, con su pierna derecha mandara el balón a ras de suelo hasta la red. GOLAZO.
El estadio estalla, todos se abrazan, da lo mismo si conoces o no al del lado, fueron 11 años de espera y había que celebrarlo.
El 1-0 se mantuvo hasta el final del partido, con un Colo Colo que buscó siempre el segundo gol, con un árbitro que no quiso cobrar 2 penales claros para el Cacique y con un "Mago" que sintió el peso de su retorno a las canchas.
Sí, yo firmaba ese 1-0 antes del partido, pero cuando vi que el arquero de Corinthians las sacó todas me fui con el gusto amargo de que pudo ser un marcador más abultado.
No importa, se dio el primer paso y un cosa me queda clara:
EL SUEÑO SIGUE INTACTO