jueves, 23 de julio de 2015

Sabroso recuerdo

Seguramente te pasa lo mismo que a mí: la infancia te dejó muchos recuerdos y de los más lindos. Claro, no podemos negar esos recuerdos no tan gratos, pero no hay duda de que los momentos felices son los que marcan la infancia, debe ser porque es más sencillo ser feliz, es el momento de la vida en que de verdad se puede decir "el dinero no hace la felicidad" (tema del próximo post).

Un botón con un hilo bastaba para entretenerse por largos minutos. Era una época muy distinta a la de ahora, con menos tecnología y más confianza en salir a jugar a la calle. Fue así como me divertía con barro, con bolitas, con una correa escondida en algún lugar, con una pelota de plástico, con lo que fuera.

Y no solo recuerdo momentos, sino también sabores, esos sabores que ya no se encuentran, porque incluso eso ha cambiado. Inolvidable es el sabor de "Tigretón", esa mezcla de plátano con chocolate, aún lo venden, es cierto, pero no sabe igual. Lo mismo ocurre con "Rayita" que se comía en el colegio, antes de verdad venía rellena con crema, ahora es solo una línea.
Agarrar un sobre de jugo Yupi o Sip Sup, ponerlo en la palma de la mano, y comerlo a langüetazos era un verdadero placer. O comerse ese  manjar al que le hacías un pequeño agujero en la punta para que no se acabara tan rápido.
Eran tiempos en que con $10 te comprabas todo un mundo dulce y podías estar feliz la tarde entera con tan poco.

Las galletas "Dolce Vitta" con crema de limón nunca más existieron y con ellas se fue ese sabor único. Las Serranita algo se acercan, pero no llegan a igualarlas.
Esa mermelada casera que llegaban a vender directamente a mi casa... uf, eso sí que era una delicia, hasta la mermelada de naranja era en extremo deliciosa y eso es difícil lograrlo en esta época.

Pero si hay algo que me encantaba hacer cuando niño era tomar té con azúcar, no con esas cosas raras que se le echan ahora como lo son el endulzantes, sacarina y demases. No, yo tomaba y procuro hacerlo aún té de tetera, no de bolsita, ojalá con canela y cedrón. El azúcar era para darle el toque final: tomaba la cucharita, sacaba un poco de azúcar y en vez de vaciarla la hacía entrar a la taza con té, sumergiendo la cuchara en el brebaje, para luego sacarla de nuevo y hacer el mismo proceso, pero esta vez vaciando el azúcar desde arriba para así dejar pegada en la cuchara un buen poco al cual le ponía un poco de té y me lo tomaba o comía.

 A eso le puedo llamar: dulces recuerdos.

¿Cuál sería tu recuerdo sabroso?

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

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