jueves, 13 de noviembre de 2014

Pantalón inoportuno

Todo varón que se digne de tal ha pasado alguna vez por esta situación, y quien no lo ha vivido le contaré que no se salvará, en algún momento le ocurrirá.
Comúnmente ocurre en la época de colegio debido a la gran variedad de movimientos que ejecutamos con nuestro cuerpo, pero los jóvenes y adultos que ya pasaron esa etapa no están exentos de aquello, es más, cuando les ocurre es peor.

Me refiero a ese terrible momento en la vida del hombre cuando se te raja el pantalón justo en el trasero, y no hablo de un pequeño tajo, sino que de una zanja que deja al descubierto aquello tan preciado y tan íntimo para ti como lo es el calzoncillo de Mickey Mouse que te pusiste.

Y como somos bien machos para nuestras cosas nunca, pero NUNCA, andamos con aguja e hilo en nuestro bolso o bolsillo. Si por algún accidente de la naturaleza esas cosas están a nuestro alcance, tampoco sabríamos muy bien que hacer con ellas, con suerte podríamos enhebrar la aguja, todo un arte milenario traspasado de generación en generación por las féminas.
Sí, existen los sastres que saben hacerlo, pero la realidad indica que JAMÁS  a un sastre se le raja el pantalón, solo a los simples mortales.

¿Qué se hace en ese momento? Se agarra el polerón o chaleco y aunque quedes al borde de la hipotermia te lo amarras a la cintura para no dejar ver el pantalón rajado. Ya como medida desesperada en el trabajo agarras la corchetera y llenas el pantalón de metal, tanto que llegas a parecer Robocop cuando caminas, con la salvedad que tus nalgas quedan con más perforaciones que colador, pero ahí vas, caminando digno por la calle, pero más perseguido que ladrón primerizo.

Sea la situación que sea y el lugar en que te pase siempre será un momento de los más incómodos que cualquier hombre pueda pasar.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

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