jueves, 26 de septiembre de 2013

Libertad condicional

Parto diciendo que no soy un suicida, que es lo que se podría pensar por el hecho de que ando en moto por las calles de Santiago, por las carreteras, por Avenida Kennedy y por tantos otros lugares por los que es peligroso transitar. Pero no, al contrario, amo la vida, con mis imperfecciones, con las injusticias de las que soy testigo, con la tristeza de la enfermedades, con eso y más amo la vida, pues sé que siempre habrá una solución a cualquier problema.

La moto para mí es mi medio de transporte, el que me ahorra lucas y tiempo que disfruto junto a mis hijos o en otras actividades donde ellos no están (sí, también es bueno tener más vida que la de ser padre o madre). También es un medio para sentir algo de la libertad que tanto me gusta, no libertinaje, sino libertad, esa que se siente cuando el viento llega a a tu rostro, cuando no te tapa ningún techo, cuando sientes el frío en tu piel y cuando te refrescas con el viento en pleno verano.
Me pongo el casco y me desconecto del mundo, solo está al frente la calle y alrededor los vehículos que me mantienen siempre alerta. No hay tiempo para preocupaciones, solo debo concentrarme en la pista y en mi destino. Y cuando es un simple paseo, mucho mejor, así quito una preocupación de mi cabeza, solo tengo que manejar.

Desde pequeño no soportaba abotonarme el último botón de la camisa, usar beatle, ponerme pulseras, anillos, collares o usar el botón de la manga de la camisa ¡No! Siempre he detestado esas cosas, siento que me ahogan. Ni hablar de usar corbata, eso es casi una tortura que soporto en aquellas ocasiones en que debo utilizarlas, solo porque soy un respetuoso del protocolo y del vestir elegante, cosa que no hago tan seguido, lo que es un alivio.

Puedes tildarme de loco por andar en moto, pero arriba de ella siento esa pequeña libertad, una libertad condicional como le llamo, pues aún arriba de ella tengo que regirme por normas de tránsito, de convivencia y de respeto por la vida. Pero loco y todo, soy un poco más libre cuando me subo a ella, soy un poco más solitario y sigo siendo inmensamente feliz.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

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