viernes, 14 de octubre de 2011

"Nunca cambies"

Cuando yo iba al colegio (no exageres, fue hace poco) era muy usado eso de escribir dedicatorias a las personas, era una especie de carta, pero no era carta, solo se tomaba un papel, un cuaderno, una agenda o hasta la misma camisa o blusa (sobre todo el último día de clases) y se escribían cosas buenas sobre la persona. Era como si te murieras y todos hablaran de ti, pero esto se hacía en vida (¿te has fijado que todos los muertos son buena gente?) Desconozco si eso se hace ahora, porque con tanto email, facebook, que te rayen el muro y esas cosas, es más común que las personas expresen esos buenos sentimientos (aunque algunas veces te den ganas de descuerar a esa persona).

Común era en ese tiempo que te escribieran la frase "no cambies nunca", o "nunca cambies", o "no te mueras nunca" (una ridícula imitación de los argentinos). Con eso te pretendían decir que eras lo más simpático del mundo, el más divertido o que tenías una ternura única. Eso era lo que más odiaba, podía aceptar que me dijeran "simpático", pero que me dijeran tierno o que me regalaran un peluche, uf, eso sí que me desagradaba... ¿qué cresta hace un hombre con un peluche? ¿acaso le vas a hablar? ¿eso se come? ¿sirve para jugar fútbol?... cosas de mujeres que tuve que aceptar con una sonrisa en esa época, aunque debo reconocer que la sonrisa era verdadera, pues me daba risa la situación.

Ayer, en la radio, escuché un saludo donde le decían a alguien "no cambies nunca" y me puse a meditar sobre eso: ¿es posible aquello?
En lo personal encuentro que eso nunca ocurre, que siempre estás cambiando, que hasta la risa te cambia, es más, las cosas de las que te ríes cambian, o sea, vives tantas cosas que tu sentido del humor se ve afectado. Incluso el de características tiernas se puede volver un ogro y viceversa.
Todo nos hace cambiar, incluso el viaje en la micro, en el metro, lo que vi, lo que no vi, lo que me contaron (que rara vez es verdad), las mentiras que escuché, las verdades de las que me di cuenta... en fin, somos seres cambiantes desde el nacimiento hasta que morimos.

Yo también he cambiado, ahora soy padre de un revoltoso de 4 años y de una princesa que nace el próximo mes, y ese nacimiento me seguirá cambiando. Hay características en mí que permanecen: me río de tonteras, me gustan los videojuegos, cuando estoy en casa paso comiendo (me dicen que parezco vaca rumiante), me gustan las cosas dulces, me encanta leer, disfruto más las películas en el cine, amo hacer deporte y de regalo me gustan los juguetes, libros y cosas curiosas (oh, que coincidencia, pronto es mi cumpleaños), cremas, peluches y adornos están dentro de los regalos menos deseados.

Mantengo características desde hace muchos años, pero en el fondo HE CAMBIADO.

¿Y tú, ya te diste cuenta que has cambiado?

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

2 comentarios:

Como diria la canción "caaambia todo cambia"... lo que no debe cambiar nunca es la esencia de una persona. Yo debo decir que he cambiado: ahora en vez de salir a carretear a altas horas de la madrugada, prefiero acostarme y acurrucarme con mi hijo (que pronto me dejará por "otra" buaaa), pero bueno, asi es la vida: todo cambia.

Saludos!

Pdta: eso de hacer dedicatorias aun se usa, mi hijo tiene todo su delantal rayado (y se lo rayan puras minas.. mish... jajaa)

Por si te sirve...

http://alleviation-of-the-soul.blogspot.com/2011/10/aviso-de-utilidad-publica.html

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