martes, 23 de febrero de 2010

En manos del que más sabe

Como dice la desaparecida bloggera Paz, antes que el Alzheimer me lleve y junto con ello se lleve esto tan importante, lo escribiré acá para recordarlo en aquellos momentos que lo necesite.


El día domingo que recién pasó fui a la Iglesia San Alberto de Sicilia, de Recoleta, a la misa de 20:00 horas, donde ya es tradición que sean los jóvenes de la Parroquia quienes animen y canten en la ceremonia. La verdad es que no animan mucho, sólo leen y leen sin levantar la vista del papel. Había bastante gente y algún que otro joven que participa de los grupos parroquiales haciendo vida social mientras la gente oraba al lado suyo, cosa que pasa en todos lados y que no es lo más importante de una misa, si centrara mi atención en ello estaría frito.

Escuché atentamente las lecturas y la homilía, pero lo que quedó guardado a fuego fue ese hermoso canto del Salmo que hicieron, no sólo por la bella melodía, sino por lo cierto de sus palabras. La antífona de dicho Salmo fue: "Tú que vives al amparo del Altísimo, a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: "

Al leer el Salmo te darás cuenta lo importante que es vivir al amparo de Dios, poner la confianza en Él, pues nada puede salir mal si es Él quien está a tu lado. Cuando algo no sale como quieres siempre, o casi siempre dices "es la voluntad de Dios" o le echas la culpa a Él de lo malo que te pasa, sin embargo no te das cuenta que te has alejado de Él, que ya no es el techo que te cubre, sino que está por allá, muy lejos.

¿Puede salir algo mal con el Dios de puro amor a tu lado?
No, sin duda que no.

Después de escuchar esas palabras me fui meditando y me he quedado pensando en lo importante que es y en lo alejado que he estado de mi Creador.

Te dejo el Salmo completo para que lo leas y medites.

Salmo 91:
Tú que habitas al amparo del Altísimo.
A la sombra del todopoderoso
Dile al Señor, mi amparo, y mi refugio.
En Ti mi Dios, yo pongo mi confianza.

El te libra del lazo
Del cazador que busca destruirte
Y te cubre con sus alas
Y será su plumaje tu refugio.
No temerás los miedos de la noche
Ni la flecha disparada de día
Ni la peste que avanza en las tinieblas
Ni la plaga que azota a pleno sol.

No podrá la desgracia dominarte
Ni la plaga acercarse a tu morada
Pues ha dado a sus ángeles la orden
De protegerte en todos tus caminos.
En sus manos te habrá de sostener
Para que no tropiece tu pie en alguna piedra
Andarás sobre víboras y leones
y pisarás cachorros y dragones.

Pues a mi se acogió, lo libraré
Lo cuidaré pues mi nombre conoció.
Me llamará. Yo le responderé,
Y estaré con él en la desgracia.
Lo salvaré, y lo enalteceré.
Lo saciaré de días numerosos.
Y haré que siempre pueda ver
Mi salvación, mi salvación.

1 comentarios:

Hola Polo, tantas lunas. Comparto en parte lo que mencionas, ya que muchos refugian sus soluciones en Dios y creo, tal como mencionas, que debe ser hombro con hombro, como las relaciones interpersonales. Esa sutileza es la que creo se debe enfatizar. Con Dios es realizar mis acciones con principios y con una conducta de Amor.

Un abrazo y me alegra leerte!

Un abrazo a tu familia

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