martes, 19 de agosto de 2008

El correcaminos y el héroe

Cuatro de la mañana y suena el despertador. Es la madrugada del domingo y me abrigo para dirigirme al living y encender el televisor. Lo enciendo y lo primero que veo es a dos rusas agarrándose a raquetazos por la medalla de oro.
Muy bonitas son las dos rusas que jugaron, pero las llegué a odiar por lo mucho que se demoraron en terminar el partido. Me daba lo mismo, total las dos son rusas y la medalla era para ese país igual. Ni me fijé si jugaron bien o no, quería ver entrar al abanderado chileno a la cancha.

Obligado a esperar jugando en el facebook (pucha que tiene juegos entretenidos esta cosa). Ahí pude ver, como ya lo presumía, que no sería el único esperando el partido. Claro que mi técnica fue dormir antes y no esperar de corrido para ver el encuentro deportivo, si no me quedaría dormido en el primer set.

Esperé y esperé hasta que por fin salieron a la cancha los dos paladines de la raqueta. En un lado teníamos a la esperanza nacional de la medalla de oro y por otro al número uno del mundo en este deporte.

Comenzó el partido y ya empezaba a ver porqué Nadal llegó a ese sitial. El tipo llegaba a todas las pelotas y lo hacía bien. González lanzaba sus mejores golpes y no lograba los puntos, el español reaccionaba muy rápido.
Empezó a desesperarme, no sólo porque contestaba todo, sino porque es tan paciente como un pescador. Se demoraba un montón en sacar, era comon si nunca le hubiese dado botes a la pelotita con la mano. Después estaba el tema de que se secaba cada dos segundos, como si sudara litros y litros cuando ni siquiera le corría una gota. Y para rematar se sentaba, tomaba la botella, la abría, tomaba agua, la cerraba y la dejaba con MUCHO cuidado en el suelo. Eso ya me colmó.
No había conocido persona en el mundo que dejara algo en el SUELO con tanto cuidado... se pasó para desesperante el español.

Nadal ganó el primer set de excelente forma. Pero en el segundo no se dieron respiro. Combos iban y combos venían. Cada uno ganaba su saque. Y el Feña lo tuvo, estuvo a punto de darle el golpe de suerte y al fallar hipotecó su chance. Perder ese set lo derrumbó, pero no en la cancha, sino que al español lo agrandó más.

El mallorquín seguía llegando a todas las pelotas y lo hacía tan bien que hasta se acomodaba para pegarle como a él más le gustaba... no había caso, pese a que Fernando lo entregó todo no se pudo, el correcaminos le ganó en buena lid.

Sólo resta agradecer la entrega de este chileno, el esfuerzo, porque no solo lo hizo por él, sino por toda la gente chilena a que le podría dar una alegría. Y sí, estamos contentos, estamos felices y orgullosos de que nuestra bandera flamee en lo alto del podio.

Gracias Fernando.

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